1. Naumachia
¿Recuerdas el "juego de los barquitos"?. No es exactamente la clase de deporte con el que llenarías un estadio. Y los romanos lo sabían, así que usaban ¡barcos de verdad!
Con ellos, tras llenar de agua un estadio, recreaban las batallas más famosas de la historia con miles de participantes que casi igualaban el número original de contendientes.
Y no se andaban con chiquitas: las armas eran reales, incluyendo el "fuego griego" que era como el napalm y la sangre corría a litros. Por eso, naturalmente, los participantes eran casi todos esclavos.
2. Pankration
Los antiguos griegos inventaron muchas cosas y entre ellas un deporte brutal llamado Pankration, que era básicamente un deporte de artes marciales.
No había reglas, no había descanso y si tu rival muere... pierdes tú. Por lo visto eso significaba que tu rival era más orgulloso que tú y que había preferido morir antes de parar el combate. Además los dos contendientes estaban desnudos, lo que llevaba seguro a más de una curiosa técnica de sumisión...
3. Venatio
Imagina que estás en Roma en el año 54. Una vez fuiste un soldado orgulloso pero ahora eres un esclavo al que van a forzar a jugar al Venatio, o "la caza".
Aquí, tú y tus compañeros de equipo vais a enfrentaros a "las bestias de Cartago" o lo que es lo mismo, 20 elefantes muy cabreados. Este era el combate estilo Gladiator con menos posibilidades de supervivencia (un 2%). Los romanos, dado su odio por Aníbal y sus cartagineses, jugaron tanto a este juego que lograron extinguir al elefante norteafricano.
4. Fútbol maya
Antes de que el fútbol (y los conquistadores españoles) llegaran a centroamérica, el deporte oficial era el Spitz, pero como no hay una palabra en castellano que haga justicia a su brutalidad, lo llamaremos "fútbol maya".
Este "deporte" era bastante similar al voleibol, pero la bola pesaba 4 kg. Y había decapitaciones. Los jugadores debían golpear la megabola con antebrazos, codos y caderas y los puntos se conseguían golpeando la pared del rival o metiendo la bola por un aro de piedra. Esto era casi imposible así que si se lograba, se ganaba el partido automáticamente.
Hay algo de controversia sobre lo que sucedía tras el pitido final. ¿Se sacrificaba al equipo perdedor? ¿Al capitán del equipo ganador? Lo que está claro es que la sangre y las cabezas rodantes estaban aseguradas. Showtime!
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